Eslovaquia existe y no es como te la pintan

Una de las cosas más auténticas de este país es que los sábados por la tarde y los domingos se descansa. Todo cierra. Eso me retrotrae a mi infancia. Prisa mata.

Hacía tiempo que apetecía visitar este país y, sobre todo, visitar algunos de sus espacios naturales y patrimonios de la UNESCO. Nos hemos sentido muy bien en todos los sentidos.

Decidimos estar en ciudades pequeñas y en entornos naturales sobre todo, especialmente la zona de «Národný park Veľká Fatra» y «Národný park Nízke Tatry«.

Un entorno encantador, con mucha agua, excelentes prados, valles y siempre rodeado de montañas, ideal para hacer senderismo, ir en bicicleta (para algo es la tierra de Peter Sagan), y todo lo que se te ocurra. En ciertos momentos creía estar en ciertas zonas de Cantabria.

La llegada fue al aeropuerto de Viena, desde Alicante, lowcost con Eurowings. Allí autobús al aeropuerto de Bratislava (5 eur) y coche de alquiler (mucho más barato que si lo coges en Austria, 6 días con todos los seguros y conductor adicional, 130 eur, cortesía de EDENCars, la cual recomendamos al 100%).

¿Conducir en Eslovaquia? Bien, les gusta correr, aunque las señales de velocidad son respetadas de una manera casi anormal, lo cual nos parece excelente. Si pone 50, todos a 50. Nadie se salta la norma. Eso sí, su forma de adelantar deja un poco que desear, les gusta no dejar distancia de seguridad, coger rebufo e incorporarse rozándote el morro; te acostumbras. A veces, como en Italia, Marruecos, donde hay dos carriles aparece uno central para adelantar, y en ambas direcciones. Con tener cuidadito irás bien. Las luces de cruce son siempre obligatorias, incluso de día.

Decir que películas como «Hostel» han definido de manera incorrecta y ficticia cómo es este país. Nada que ver con lo mostrado. Buenas gentes, buena comida, buena tierra.

Tras coger el coche nos dirigimos a Piestany, donde pasamos la primera tarde y pernoctamos. Una ciudad balneario en el valle del río Váh, con un centro y una zona de balnearios preciosa. Vale la pena visitarla.

Río Váh, Piestany
Río Váh, a su paso por la localidad de Piestany

 

Tras esa parte relajante, al alba, nos dirigimos al que iba a ser nuestro centro de operaciones; Banská Bystrica. La puerta a ambos parques naturales indicados anteriormente. Allí nos alojaríamos 5 noches. Eso sí, antes había que visitar una ciudad de camino muy hermosa y bonita, Banská Štiavnica, la cual recomendamos, patrimonio de la humanidad y muy placentera de recorrer y admirar. La visita a su «Old Castle» nos encantó.

Banská Štiavnica
Banská Štiavnica

 

El alojamiento que hemos utilizado en Eslovaquia ha sido Airbnb, precios muy asequibles y anfitriones muy amables y conocedores del terreno, como en este caso Veronika, a la cual le agradecemos todos sus consejos y el trato recibido. Su apartamento completo nos encantó. Anímate a alojarte en sitios diferentes a los hoteles, es más divertido y conoces gente que vale la pena.

Banská Bystrica
Banská Bystrica

 

Banská Bystrica tiene una plaza espectacular, así como su centro histórico (un dato anecdótico, su torre del campanario se dobla peligrosamente), y es un sitio perfecto para llegar a multitud de sitios cercanos que son un encanto, por ejemplo, el primer pueblo que visitamos, que está cerca y que tiene un pasado minero importante. Špania Dolina.
Allí puedes hacerte un rico sendero por el pueblo y su zona minera, además de que es un buen punto de partido para escoger entre una de las muchas rutas de senderismo que tiene a través de los bosques. Nosotrxs hicimos la nuestra.
Špania Dolina
Špania Dolina

Tras este lugar, nos dirigimos a Blatnica, donde tras comer, y muy bien por cierto, nos hicimos otra rutilla por el bosque que nos encantó. Este lugar también es ideal para elegir una de la multitud de rutas que por allí se pueden hacer, eso sí, cuidadito con el oso pardo.

Normas si te encuentras un Brown Bear
Normas si te encuentras un Brown Bear

El siguiente día lo dedicamos a ver puebleticos y ciudades pequeñas, cercanas a nuestro «centro de operaciones».

Buscando Hronsek, primero pasamos por Lukavica, donde paramos a tomar una Kofola (qué rica está y cómo nos encanta su origen), y allí coincidimos con el Ingeniero Pavel, con el que hablamos por señas, y, con la ayuda del dueño del bar (Alex, de procedencia italiana) que sabía castellano, el cual nos explicó el secreto de la VITAMINA (el vodka de Pera que se arrimaba a las 9:30am), además de llevarnos a su casa y obsequiarnos con una botella del mismo. Un hombre lleno de bondad.

En Hronsek nos deleitamos con la Kostol Church, patrimonio de la UNESCO, que es arquitectura escandinava , del s. XVII que se construyó siguiendo las normas de arts. 25 y 26 de la iglesia Evangelista:

– Ha de ser construída en un año.
– Ser íntegramente de madera.
– No puede tener torre en ella.
– No puede ser accesible desde la calle.

Un flipe recorrerla entre los chasquidos y quejas de su hermosa madera. Un auténtico regalo ya que estaba cerrada y nos la han abierto para nosotrxs. Si vais os la encontrarés cerrada, pero tened paciencia y un poquito de iniciativa y tocad en la casa de al lado, y os la abrirán gustósamente. Su interior es idílico, y no lo podemos revelar.

Dentro de la Kostol Church de Hronsek
Dentro de la Kostol Church de Hronsek, la torre del campanario fuera de la misma como se ve.

Tras quedarnos espiritualizados, nos dirigimos a ver un bonito lugar que tiene un espectacular castillo, Zvolen. Una vez allí, paseamos por el lugar y el cielo comenzó a avisar, con nubes muy negras y estruendosos suspiros. El tiempo justo para llegar al coche y desencadenarse el diluvio universal. Ya el año pasado en la localidad de Artó, nos cayó un rayo en el patio de la casa, con el correspondiente susto, a la par que vivencia espectacular. Esta vez no iba a ser menos, ya que nos dijimos, pues conducimos y nos alejamos de la tormenta … Claro … La tormenta nos engulló a nosotros, con vientos huracanados, dejándonos a merced de Eolo en una cuneta y cayéndonos la rama de un árbol encima. Otra vivencia curiosa, donde hay mala, pero a la vez buena suerte.

Fue el único día lluvioso, intentamos ir a la cueva de Harmanec, la cual hay que visitar sí o sí, pero por las inclemencias meteorológicas acabamos contemplando la lluvia en la terraza de una restaurante en la montaña, otra vez será. Precioso es ver la lluvia, sobre todo para los que no la vemos ni en pintura. Volvimos a disfrutar del centro de Banská Bystrica humedecido y aprovechamos para descansar y relajarnos. Todavía quedaba mucho por venir.

Amanecimos y sin pausa hacia Vlkolínec, eso sí atravesando y contemplando con embriaguez el Národný park Veľká Fatra. Otro patrimonio de la humadidad. Un pueblo donde todo es de madera, en un perfecto orden con un perfecto entorno, donde debes perderte por la montaña como hicimos nosotros, sin rumbo y con decisión. Visita más que recomendaba, un pueblo con encanto y genuino.

Vlkolínec
Vlkolínec

Ahora es cuando piensas: «Asqueroso, ¿por qué pones esa mierda de fotos de los sitios?«. No te preocupes, puede servirte de catarsis, es tradición poner lo peor, para no fusilar tu posible viaje. Es nuestro modus operandi no ver nada del sitio al que iremos.

Tras una bucólica jornada, donde hasta nos montamos en los columpios de madera, volvemos a la montaña y, de camino, en un valle nos encontramos con Partizánska Ľupča: Aún quedan pueblos como los de antaño con un encanto especial, donde convive lo más artesano (nos encantan los paisajes de graneros) y lo más moderno, además de que sus gentes te dejan investigar y pasar sin problemas por sus dominios con una sonrisa y un «Dobri». Buena gente a la que agradecemos su hospitalidad.

 

Partizánska Ľupča
Partizánska Ľupča

Volver poco a poco, parando en determinados paisajes, con tranquilidad, trazando curvas … es muy placentero.

Ahora es de nuevo cuando piensas y te preguntas: «¿Por qué coño sólo vais a un par de sitios al día?«. Excelente visión del tema, pero ¿para qué querer albergar demasiado y realmente no ver nada? Es mejor que la zona te descubra a ti, la respires, la camines, la observes … El tiempo es relativo.

El último día lo dedicamos a los Bajos Tatras y a subir al pico Chopok, desde Kosodrevina, caminando por sus crestas dirección al Dumbier. Unas maravillosas vistas y aire fresco.

Rutas desde el Chopok
Rutas desde el Chopok

Eslovaquia no acabó aquí, esta entrada sí lo hace, aunque la siguiente etapa nos llevó a Bratislava, la perla del Danubio, a la que dedicaremos exclusivamente una.

Un país a visitar, que reúne las tres B, y que no suele visitarse en exceso, lo cual es un valor añadido.

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7 comentarios en “Eslovaquia existe y no es como te la pintan

  1. Felicidades, muy buen artículo, fue interesante leerlo desde su punto de vista. Visitaron lugares muy bonitos, mi favorito de ellos es Banská Štiavnica. Acabo de compartir la entrada en el facebook de mi blog. Esperando con ganas la entrada sobre Bratislava.

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